martes, 22 de noviembre de 2016

"RAZONAMIENTO DEFENSIVO" Y DESEMPEÑO

Uno de los problemas a los que se enfrentan los docentes después de varios años dando clase y que por ende implica a las instituciones educativas, es la inevitable rutina del día a día en su asignatura, con los alumnos, con las familias, con los compañeros,...

Tenemos tendencia a razonar (programa mental) de un modo que nos procura defensa, "autoprotección", evitando la propia vulnerabilidad (riesgo, desconcierto, incompetencia...).
El humano desarrolla el razonamiento defensivo desde su infancia, cuando se empieza a enfrentar a situaciones que percibe amenazantes o desconcertantes, y se siente sin competencias para afrontarlas. En estas situaciones el razonamiento lógico se esfuma y el razonamiento defensivo prevalece.

El razonamiento defensivo es una venda que nos impide ver lo que "no sabemos que no sabemos". Este razonamiento limita nuestras posibilidades de acción, así como los resultados que podemos conseguir; esta forma de razonar nos empobrece.

"El razonamiento defensivo" bloquea el aprendizaje, aún en los casos en que el compromiso individual con el mismo sea alto, del mismo modo que un programa de ordenador con virus ocultos puede producir resultados exactamente opuestos a los planeados por sus diseñadores" (Argyris, 1991).

Identificar las situaciones de razonamiento defensivo facilita a cualquier organización, identificar los puntos débiles de sus competencias, y así poder emprender acciones de aprendizaje en zonas de incompetencias que normalmente no vemos.

El razonamiento defensivo es el origen de los "callares" en las organizaciones, de aquellas conversaciones privadas que son fuente de sufrimiento personal y de inefectividades en el plano de la organización. Es aquí donde debe entrar la evaluación del desempeño para minimizar estos problemas personales e institucionales.

El ser humano es maestro en enjuiciar. Pero todavía apenas ha aprendido a entregar los juicios a los demás para que sean tenidos en cuenta. El desempeño es un acto evaluativo por el que valoramos la realización de las labores que corresponden a una persona (o grupo) tanto referente a su conducta como a sus resultados. Una buena gestión de personas debe realizar un buen diseño de evalución del desempeño. Y debe hacer un seguimiento real de los objetivos marcados de cada individuo o grupo.



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